Es difícil encontrar un juego que combine mejor el cálculo y la pura suerte que el Baccarat. Poca gente lo sabe, pero originalmente era un juego exclusivo de la nobleza. Durante mucho tiempo fue una diversión misteriosa, oculta tras las cortinas de clubes privados y casinos de élite. Hoy en día, todo el mundo puede sumergirse en este misterioso mundo en el que apostar por el Jugador, la Banca o el Sorteo decide los resultados tan rápido como la vida misma. Y para entender el juego en profundidad, necesitará algo más que el conocimiento de las reglas del baccarat: necesitará la capacidad de ver detrás de las cartas no sólo números, sino también oportunidades.
El Baccarat no es sólo un juego de cartas, sino una batalla de dos enfoques de la vida: la lógica calculada y la suerte desenfrenada. Empieza cuando los jugadores apuestan sobre el resultado: quién ganará: el jugador o la banca, o quizá haya empate. Después, se reparten las cartas, y cada una de ellas no es sólo una imagen, sino una clave para el éxito o el fracaso.
El objetivo es construir una mano lo más cercana posible a 9. Los jugadores no participan directamente en el reparto ni en el proceso de toma de decisiones: confían en su intuición y en su creencia en un resultado determinado. Y esta es la principal diferencia entre el bacará y muchos otros juegos: se confía más en el destino que en tu influencia sobre él.
Para entender las reglas del bacará, hay que entender las cartas. Cada carta no es sólo una denominación, sino toda una filosofía:
¿Por qué? Tal vez porque el Baccarat nos enseña: a veces es mejor ser pequeño pero significativo que poderoso pero inútil.
Para entender el cálculo, imagine que el juego no consiste en sumar, sino en simplificar. Por ejemplo, si tienes 7 y 9 en la mano, dará 16. Pero el bacará no tolera los números grandes, así que sólo se toma el último dígito: el total será 6.
El jugador y la banca reciben dos cartas cada uno. De eso se trata: el primer reparto crea el ambiente. Si el jugador tiene una suma de cartas de 0 a 5, se reparte la tercera carta. Si tiene 6 ó 7, se queda con sus cartas. Y si tiene la suerte de tener un 8 o un 9, se dice que es una mano «natural» y nadie se lleva nada más.
Si se reparte la tercera carta, la Banca decide si toma otra carta. Aquí todo depende de la cantidad en mano de la Banca y de los valores de las cartas del Jugador. Las decisiones se toman siguiendo estrictamente las reglas, que parecen complicadas, pero la Banca se encarga de ello automáticamente. Este es el momento en que la lógica prevalece sobre el caos.
El crupier es el verdadero maestro del juego, que no toma decisiones basadas en las emociones. Cada acción está dictada por reglas estrictas que no dependen de las cartas que haya sobre la mesa. Esto es lo que hace que el bacará sea tan predecible y justo: no hay lugar para las preferencias personales, sólo para el algoritmo.
El jugador mueve primero y realiza sus acciones basándose en reglas sencillas. Si la suma de dos cartas está entre 0 y 5, recibe una tercera carta. Si la suma es 6 ó 7, se queda donde está. Esto hace que el juego para la mano del jugador sea predecible.
La Banca tiene la ventaja de que su turno es el segundo. Esto le permite ver los movimientos del jugador y actuar en consecuencia. Por ejemplo, si el total de cartas de la Banca es 5 y la tercera carta del Jugador es 4, la Banca debe tomar otra carta. Pero si la suma es 7, la Banca se queda.
La ventaja de la Banca se debe a que actúa después del Jugador. Puede tomar decisiones conociendo la mano del Jugador, lo que aumenta las posibilidades de ganar. Por eso hay una comisión en la apuesta de la Banca – el casino necesita equilibrar esta preponderancia.
Una mano natural es una mano cuya suma es 8 ó 9 en dos cartas. Si aparece una mano de este tipo, la mano se detiene automáticamente. Un 9 natural siempre gana a un 8 natural, lo que lo convierte en el objetivo de cualquier juego.
Una vez repartidas todas las cartas, se comparan las manos del jugador y de la banca. El ganador se determina por aquel cuya suma esté más cerca de 9. En caso de igualdad se declara un empate, que por supuesto es un acontecimiento raro, pero en el bacará siempre es una fiesta para los que se arriesgaron.
Se deduce una comisión del 5% cuando se gana una apuesta en Banker. Esta comisión es una especie de igualador de cuotas que equilibra las cuotas a favor de la Banca.
Ahora que conoce las reglas básicas del bacará, puede probar suerte en uno de los casinos en línea. Llévate buen humor, atención y ganas de ganar. Es muy posible que la suerte esté de tu lado.
¿Por qué complicarse la vida cuando se puede disfrutar del juego sin obstáculos innecesarios? Eso es exactamente lo que piensan muchos aficionados al bacará. El registro, la necesidad de especificar datos personales, dedicar tiempo a la confirmación de la cuenta… todo esto resta unos minutos preciosos que podrían dedicarse a lo más importante: el juego. …
Mucha gente cree que en los juegos de azar solo hay suerte. Un enfoque profesional cambia la imagen por completo. Hemos preparado consejos para ganar al baccarat que no se basan en “sentimientos” o “intuición”. Se basan en el cálculo sistemático, el control de las emociones y la disciplina precisa. Un jugador que busca obtener …